A pesar de la expansión que ha experimentado la Sociología en el mundo moderno, fuera del círculo profesional y académico no hay ideas muy claras sobre en qué consiste esta disciplina. La Sociología es una ciencia que ha venido alcanzando popularidad y sobre la que se ha creado (y se sigue creando) muchas expectativas, pero, también, es una ciencia sobre la que se sabe muy poco. Los sociólogos suelen ser consultados por políticos, instituciones, organizaciones empresariales, etc. Aparecen cada vez con más frecuencia en programas de televisión y radio. Tanto en formato digital, como en el del papel tradicional, los periódicos suelen publicar estudios y encuestas realizadas por sociólogos. Incluso hay quien piensa que los sociólogos son una especie de adivinos o profetas que pueden realizar pronósticos de futuro… Pero, ¿qué es la Sociología?
Cuando al profesional o al estudiante de Sociología se le hace esta pregunta, contestarla, aún hoy, sigue siendo una tarea complicada y en muchas ocasiones, sin darnos cuenta, damos respuestas tediosas que aclaran poco a quien nos hace tal cuestión. Para estas ocasiones es bueno tener siempre una definición sintética. No obstante, sabemos, como pasa con otras tantas ciencias, que una simple definición no basta para explicarlas con todos sus matices fundamentales. Conviene a veces usar algunas metáforas que, aunque no ofrezcan una explicación completa, al menos transmitan la esencia de lo que significa la Sociología, e incluso, despierten más la curiosidad de quien nos pregunta ¿qué es la Sociología?. Richard Osborne (1996) en su libro Sociología para todos1, por ejemplo, usa las siguientes:
… la sociología se parece bastante a aprender a montar en bici.. Cuando sabes hacerlo parece fácil, aunque increíblemente difícil de explicar a otra persona. [...] En otras palabras, la Sociología consiste en explicar algo que parece obvio (cómo funciona nuestra sociedad) a personas que creen que es sencillo y que no entienden lo complicado que es en realidad.
Este tipo de metáforas intentan ofrecer una primera impresión oportuna a nuestro interlocutor cuando intentamos explicarle en qué consiste la Sociología. Se trata de huir de la oscuridad que pueda percibirse desde fuera del círculo de especialistas, y de evitar lenguajes esotéricos que nadie entiende. Sin embargo, como es lógico, en el intento de establecer una adecuada interlocución con la sociedad —lo que dicen los sociólogos debe ser relevante para las preocupaciones de los ciudadanos (Emilio Lamo, 2010)2—, tras el uso de estas útiles metáforas, no se debe caer en el uso de argumentos triviales y poco rigurosos que tergiversen el buen quehacer sociológico o generen falsas expectativas. Así, pues, es siempre necesaria una definición bien construida por muy breve que sea.
Desde que apareciera esta disciplina a principios del siglo XIX (Comte fue el acuñador del término ‘Sociología’), son muchas las definiciones que se han hecho de ellas. Paul H. Furfey3 recogió en 1953 hasta ochenta y una definiciones de Sociología. A día de hoy habrá muchas más de cien, y lo curioso es que ninguna de ellas goza de un acuerdo totalmente unánime. Sin embargo puede decirse que las últimas definiciones que podemos encontrar en los manuales de Sociología más actuales tienden a parecerse bastante en lo esencial. Unas son más breves, otras más completas, en otras sus autores intentan destacar algunos matices que consideran más fundamentales que otros… La simple, pero concisa, definición que Anthony Giddens (2006) ofrece en su manual Sociología4 podría servirnos:
La sociología es el estudio de la vida social humana, de sus grupos y sociedades. Es una empresa cautivadora y atrayente, al tener como objeto nuestro propio comportamiento como seres sociales. El ámbito de la sociología es extremadamente amplio, y va desde el análisis de los encuentros efímeros entre individuos en la calle hasta la investigación de procesos sociales globales como el aumento del fundamentalismo islámico.
Pero también podría servir la siguiente:
La Sociología es la ciencia que se ocupa del estudio de la realidad social. Su unidad de análisis es la sociedad y los individuos en ellas. La Sociología observa, analiza e interpreta el conjunto de estructuras y relaciones que se halla en toda sociedad dentro de un determinado contexto histórico. Además, procura predecir sus transformaciones y procesos con el fin, a posteriori, de realizar diagnósticos que permitan la intervención, es decir, mejorar las políticas públicas y sociales propuestas por los gobiernos y las instituciones privadas y estatales. Para todo ello, la Sociología trata de encontrar los métodos y técnicas que le resultan más eficaces, creando teorías propias para su adecuada comprensión.
Mientras la primera, la de Anthony Giddens, resulta a primera vista más comprensiva por su lenguaje informal, la segunda, que yo mismo he elaborado a partir de la síntesis de otras definiciones en diversos manuales de Sociología, aunque se ofrezca con un lenguaje más académico, me resulta más completa y óptima para acotar los caracteres más fundamentales de esta ciencia social. Podemos observar como Giddens, en la segunda parte de su definición, marca un mayor énfasis sobre el carácter del ámbito que tiene la Sociología, en este caso: el microsocial y elmacrosocial. No obstante, en los últimos años la obsesión por consensuar una definición de la Sociología ha pasado a un segundo plano. Lo fundamental en toda ciencia no es su carácter definidor, sino su capacidad de ofrecer resultados prácticos.
Como decíamos al principio, no se nos debe olvidar la necesaria y oportuna interlocución de los sociólogos con la sociedad. Así, José Félix Tezanos (2006), en La explicación sociológica5, pone hincapié en que la tarea fundamental de la Sociología continúa siendo su propia explicación. Más importante que alcanzar mejores definiciones y teorías sistemáticas, es «abrir más la Sociología a la sociedad, evitando su enclaustramiento en círculos profesionales cerrados, y explicando mejor y más clara y convincentemente el ser y el porqué de esta disciplina científica». El objetivo debe ser dar una explicación sobre la Sociología, tanto de su “razón de ser contextual” (cuáles fueron las condiciones para su aparición y en qué contexto histórico apareció), como su “razón de ser sustantiva” (cuál es su contenido y finalidad). Para ello, es necesario contestar a las preguntas del cuándo, por qué, cómo, para qué y con qué orientación surgió la Sociología. Tezanos contesta a estas preguntas de la siguiente forma:
- ¿Cuándo aparece la Sociología? Prácticamente en nuestro tiempo histórico (la era industrial) al hilo de surgimiento y desarrollo de la sociedad industrial.
- ¿Por qué aparece la Sociología? Porque se han alcanzado las condiciones de madurez adecuadas para conducir a su desarrollo: gran sensibilidad y atención de lo social (por el impacto de los intensos cambios) y requisitos intelectuales adecuados (liberación de dogmas y trabas) que nada tiene que ver con las explicaciones mágicas y sacralizadas tradicionales.
- ¿Cómo surge la Sociología? Por un proceso secuencial de la evolución de los saberes sociales hacia una mayor especialización, diferenciación y complejización. Primero fue la autonomía de la Ciencia Política de la Religión y la Moral; luego, la aparición y desarrollo de la Ciencia Económica (con lógica a la sociedad industrial); y por último, surgió la Sociología (como intento de dar una respuesta a los intensos cambios, conflictos, desorden social, que fueron causados por la dinámica de la sociedad industrial).
- ¿Para qué surgió la Sociología? A corto plazo: para atender científicamente y rigurosamente a la “cuestión social”. A medio/largo plazo: para construir una ciencia específica de la sociedad.
- ¿Con qué orientación surgió la Sociología? Con una orientación basada en los supuestos y planteamientos propios del método científico.
Salvador Giner (2010), en su manual de Sociología6 , define de manera breve los principales rasgos de la Sociología:
- La Sociología es una disciplina empírica. Todo su acervo de conocimientos proviene de observaciones y reflexiones hechas sobre los datos que suministra una sociedad concreta, o una situación social dada. Dada la cualidad sui generis de los aspectos de la vida social, los métodos utilizados por la sociología varían bastante, pero lo importante es que todos ellos aspiran al examen riguroso de los datos comprobables. Como cualquier ciencia que pretende el conocimiento objetivo, la Sociología, al someter los datos a escrutinio y admitir sus errores, es fundamentalmente analítica.
- La Sociología es una disciplina teórica. La teoría sociológica universaliza e integra las conclusiones parciales que la investigación empírica aporta.
- La Sociología es una disciplina abierta. Es decir, no es dogmática. Como en las demás ciencias, nada puede aceptarse por principio de autoridad. Cualquier teoría sociológica puede y debe ser reexaminada y puesta en cuestión. Tiene que ser potencialmente refutable [Principio de falsabilidad de Karl Popper].
- La Sociología es un saber cumulativo. La información más irrebatible y las teorías más plausibles deben superar y eliminar las menos satisfactorias. La cumulatividad no debe ser una mera acumulación perenne de información, al contrario, en ocasiones una teoría revolucinaria hace que se desmorone todo un «saber» [La estructura de las revoluciones científicas de Thomas Kuhn]. En estos casos, el resultado suele ser un enriquecimiento de nuestro saber social, un progreso.
- La Sociología es una disciplina cuya metodología es moralmente neutra pero cuya preocupación por la condición humana no es moralmente indiferente. Sólo es fructífera si quienes la practican no son seres amorales que pretendan vivir en un mundo esterilizado. En la actividad empírica y teórica es necesario la neutralidad, pero esto no quiere decir que la auténtica vocación de la Sociología sea la preocupación ética por la condición humana. De hecho, esta vocación fue la que hizo posible su surgimiento.
- La Sociología entraña una crítica de la sociedad. La Sociología evalúa (juzga moralmente) una situación dada, incluso hasta todo un orden social. El sociólogo debe ser independiente de aquellos intereses creados que comprometan la objetividad. El sociólogo debe superar sus propias pasiones e intentar ser veraz y juzgar con serenidad el mundo que le rodea. En caso contrario, producirá ideología; y la interpretación ideológica de una sociedad es inadmisible en Sociología. Sin embargo, ésta no es completamente estanca, y es inevitable que el sociólogo, aun en sus mejores intenciones, no introduzca algunos elementos ideológicos en su estudio de la realidad social. Lo importante es que predomine siempre un esfuerzo verdadero hacia el saber objetivo. Para que sea efectiva la incompatibilidad entre la Sociología y la ideología o cualquier distorsión producida por el sociólogo en su observación, la crítica de la sociedad debe desplazarse al mismo terreno de la Sociología. Así, la indagación sociológica termina convirtiéndose siempre en una crítica de la sociedad (esto hace que muchos vean a la Sociología como una disciplina incomoda). No es necesario usar la denominación sociología crítica. Giner recalca que «toda buena Sociología es sociología crítica, o no es».
Sobre el rasgo número 3 de Giner, conviene aclarar, en palabras de Giddens, que «el estudio de la sociología no puede ser un proceso rutinario de adquisición de conocimientos. Un sociólogo es capaz de liberarse de la inmediatez de las circunstancias personales para poner las cosas en un contexto más amplio». Así pues, la tarea sociológica depende de la expresión que Wright Mills (1970) acuñó como la imaginación sociológica.7
La expresión de Wright Mills nos sirve también para aclarar los rasgos número 5 y 6 de Giner: La imaginación sociológica exige que seamos capaces de «pensar distanciándonos» de las rutinas personales de nuestra vida cotidiana para afrontarlas como si fueran algo nuevo. Es ésta una de las mayores dificultades en la determinación del objeto de la Sociología, pues, en la investigación sociológica hay una coincidencia de sujeto y objeto. «En general, cualquier ciencia en la que el hombre sea, al mismo tiempo, sujeto y objeto de investigación, tendrá un margen de indefinición teórico y de imprecisión metodológica» (Morales y Abad, 2008). Inevitablemente, nuestras actitudes, intereses y prejuicios distorsionan el análisis del objeto —el hombre—, que ya de por sí se caracteriza por su gran plasticidad e “inestabilidad”. Por tanto, la Sociología es «una ciencia inmersa en su propio objeto el cual, por sí mismo, es un objeto inacabado y cambiante».8
No hay que observar a la sociedad como la imagen de algo externo. «La sociedad es tan íntima a la persona como su propia individualidad, es algo subjetivo (elaborado por sujetos que le dan su sentido) y objetivo (independiente de los sujetos que han podido elaborarla)» (Lucas, 2006)9
Berger y Luckmann (1986) en la Construcción social de la realidad10 introducen una fórmula precisa para definir la dialéctica social entre el hombre y su producto social:
El hombre construye la sociedad, que se transforma en una realidad objetiva, que construye al hombre.
De esta manera el hombre es el producto de la sociedad en la que vive, y esto es debido al proceso que denominamos socialización, por el cual se adquiere la cultura. A su vez, el hombre construye la sociedad, que deviene en una realidad objetiva −ajena al sujeto− a través del triple proceso «cosificador» que suponen la habituación, la institucionalización y la legitimación. (Lucas, 2006). Dicho de forma más sencilla: el hombre es producto de su sociedad, así como ésta lo es del hombre.
Hoy, a principios del siglo XXI, vivimos en un mundo preocupante y lleno de incertidumbres, un mundo donde los cambios se producen cada vez con más rapidez, un mundo lleno de tensiones, conflictos y desigualdades sociales… la gente se hace preguntas como ¿por qué nuestras sociedades son tan diferentes a la de nuestros padres o abuelos?, ¿qué tipo de cambios se producirán en el futuro?, ¿ante estos cambios, vivirán nuestros hijos mejor o peor en las sociedades del futuro?… Precisamente éstas son las principales cuestiones a las que la Sociología debe dar respuesta, una disciplina que, en palabra de Anthony Giddens, «tiene que desempeñar un papel fundamental en la cultura intelectual moderna».11 Por tanto, la Sociología no sólo deber ser explicada, sino que además debe atender a las demandas de cuestiones como las anteriores, y debe ofrecer resultados valiosos para realizar diagnósticos que permitan la intervención, es decir, mejorar las políticas públicas y sociales, entre otras cosas.
Manuel Pérez Yruela, profesor e investigador del IESA, en su conferencia de clausura La Sociología hace treinta años. La Sociología dentro de treinta años en el X Congreso español de Sociología celebrado en Pamplona en julio de 2010, enumeró las siguientes señales u oportunidades que permiten pensar en el retorno de la Sociología:
- La creciente demanda de datos sociales para la toma de decisiones públicas y privadas.
- La necesidad de disponer de marcos de interpretación para comprender el sentido de esos datos.
- La proliferación de instituciones dedicadas a producir microdatos sociales.
- La necesidad de introducir el concepto de innovación social como parte de la cadena de producción y transferencia de conocimientos en las ciencias sociales, igual que se hace en otras disciplinas.
- Las implicaciones que tienen para la sociología los cambios en la administración pública conocidos como nueva gestión pública.
- La popularización de la perspectiva sociológica, que vuelve a plantear la cuestión de las relaciones entre sociología y sociedad.
Para terminar, reproduzco aquí la gran reflexión en torno a un chiste sobre políticas de futuro con la que Salustiano del Campo terminó su conferencia el día de su homenaje con motivo de su jubilación en el Paraninfo de la antigua Universidad Central, en Madrid, 8 de abril de 200212. Al parecer, el chiste sobre políticas de futuro se le atribuye a Anthony Giddens.
Un hombre va al sastre y, mientras se prueba su nuevo traje ante el espejo, se queja de que la manga derecha es demasiado larga. El sastre le aconseja que alce el hombro. A continuación, el cliente repara en que la pernera izquierda es corta. El sastre le sugiere que arquee la pierna. Y así sucesivamente. Días después, el cliente sale de la sastrería vistiendo su nuevo traje, que le hace caminar como un contrahecho. Dos peatones comentan: “Qué bueno debe de ser el sastre capaz de hacerle un traje que le siente tan bien a un tipo tan deforme”.
Con este chiste, Salustiano del Campo viene a explicar la malograda relación entre políticos y sociólogos. Una sociedad que ha cambiado tanto, como la española, para la que mucha gente tenía sus propias recetas, se la ha acabado vistiendo con un nuevo traje, un traje mal hecho que desfigura a la sociedad. Según Salustiano, hoy es frecuente que los políticos vayan de omniscientes y que los comunicadores lo hagan de intelectuales, pero ni los unos ni los otros están dotados por su oficio de los conocimientos y de la neutralidad necesarios para cortar buenos trajes a medida para la sociedad actual, y, sobre todo, para que no impidan artificialmente su capacidad de crecer y desarrollarse.
Al sociólogo le corresponde profesionalmente la tarea de diagnosticar cómo es verdaderamente esa sociedad, cuáles son sus medidas, rechazar fundamentalmente lo que no le va y proponer en forma de opciones lo que puede que le vaya.
Al principio de este artículo hicimos uso de algunas metáforas para acercarnos a una explicación sobre qué es la Sociología. Sirviéndonos de la genial reflexión de Salustiano del Campo, podríamos finalizar con una metáfora más: La Sociología es el arte de tomar las verdaderas medidas de la sociedad y de proponer trajes idóneos para ella.
En definitiva, la Sociología no es lo suficientemente abarcable para explicarla en un artículo como éste. No obstante, espero que el lector que ha llegado hasta aquí haya adquirido algunas nociones sobre en qué consiste esta disciplina, al menos, que haya podido encontrar alguna utilidad en ella. Sólo con eso me doy por satisfecho. Además, espero que el lector vaya encontrando con el tiempo más información en esta web, si es su deseo profundizar más sobre esta ciencia.
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Rubén Crespo 4 de enero de 2012 . NOTAS- Osborne, R., Loon, B., Fernández Aúz, T., & Eguibar Barrena, B. (2005). Sociología para todos. Ediciones Paidós Ibérica, S.A. [↩]
- Emilio Lamo de Espinosa (2010). Discurso pronunciado como Presidente de la FES (Federación Española de Sociología) en el Acto de Inauguración del X Congreso Español de Sociología, celebrado en Pamplona en julio de 2010 [↩]
- Furfey, P. H. (1953). The scope and method of sociology: a metasociological treatise. Harper. [↩]
- Giddens, A., & Muñoz de Bustillo Llorente, F. (2007). Sociología. Alianza Editorial, S.A. [↩]
- Tezanos, J. (2006). La explicación sociológica : una introducción a la sociología. Universidad Nacional de Educación a Distancia [↩]
- Giner, S. (2010). Sociología. Ediciones Península S.A. [↩]
- Mills, C., & Torner, F. (s.f.). Imaginación sociológica, la. Fondo de Cultura Económica de España, S.L. [↩]
- Morales Navarro, J., & Abad Márquez, L. (2008). Introducción a la sociología. Editorial Tecnos. [↩]
- Lucas Marín, A. (2006). Sociología : una invitación al estudio de la realidad social. Eunsa. Ediciones Universidad de Navarra, S.A. [↩]
- Berger, P., Luckmann, T., & Zuleta, S. (1986). Construcción social de la realidad, la. H.F. Martínez de Murguía. [↩]
- Giddens, A., & Muñoz de Bustillo Llorente, F. (2007). Sociología. Alianza Editorial, S.A. [↩]
- Salustiano del Campo (2002): Ser sociólogo en España. REIS 98/02 pp. 21-36 [↩]