Yo ♥ la antropologia
  Entrevista a Stanley Brandes
 

Stanly Brandes

STANLEY BRANDES: 
"Si ves la misma tierra con ojos extranjeros puedes plantearte cosas que el nativo no se plantea."

 

Entrevista:
SERGIO LÓPEZ MARTÍNEZ
 

 

Stanley Brandes es historiador y doctor en antropología por la Universidad de Berkeley (California). Apasionado del trabajo de campo, ha investigado en México, España, Guatemala y Estados Unidos. Al igual que Pitt-Rivers, John Corbin, James W. Fernandez o Davyd Greenwood, Brandes pertenece a un grupo de antropólogos procedentes de Estados Unidos y otros países de América que fueron pioneros en el estudio de los pueblos de España después de la guerra civil y durante la etapa franquista.

Tras la imagen de un curtido profesor, profundo conocedor de diversas culturas y estilos de vida entre América y Europa, también pudimos descubrir a una persona cálida, cercana, amante de la buena charla y con un inagotable sentido del buen humor.


P: Usted ha investigado en España durante la época franquista ¿Cómo era hacer trabajo de campo en España durante aquella época?

R: En mi caso, los problemas al inicio del trabajo fueron prácticamente nulos. Considero que durante el franquismo la situación era muy privilegiada porque no tenía que pedir permiso de nadie para hacer nada. En otros países hay que enviar previamente informes, hay que pedir permisos estatales, pero en España no tuve que hacer nada de eso. Directamente llegué a un instituto oficial de geografía y pude comprar fotografías aéreas de cualquier zona que yo quisiera, más cerca o más lejos en cualquier sitio de España. En los Estados Unidos no me hubieran permitido hacer eso. Así pude ver "desde el aire" todos los pueblos que yo quise y esto me facilitó mucho el trabajo. Había un cuartel de la guardia civil en aquellos pueblos donde estuve, en Becedas (Ávila) y en Cazorla (Jaén). Les presenté una carta que había traído de mi universidad en California y nada más. No me hizo falta registrarme en ningún sitio. Lo único que ocurría es que todo el mundo tenía que tener cuidado con los temas de conversación que yo sacaba. Pero con un poco de "ojo" no había ningún problema.

¿Cómo cree que influyó el franquismo en la antropología española?

Los principales antropólogos que había aquí se fueron a México: Ángel Palerm, Claudio Esteva-Fabregat, José Alcina Franch, y luego regresaron para fundar escuelas de antropología. Por eso vinimos tantos extranjeros, porque había un vacío. Posteriormente ya se empezó a ver antropología española con el regreso de los exiliados y también con la democracia, y con el inicio de nuevas universidades y la creación de departamentos de antropología que antes no existían o que formaban parte de otras facultades. Fue con la democracia cuando comenzó a florecer la antropología en España.

En una palabra: frenó.  La dictadura frenó el desarrollo de la antropología española.  No había plazas, no había fondos para los antropólogos, de manera que era un campo poco conocido.  Los pocos antropólogos que había en España tuvieron que hacer grandes esfuerzos para estar al corriente de lo que ocurría.  Gastaron mucho dinero, esfuerzo y tiempo en viajes al extranjero.  Yo tengo colegas españoles que viajaban todos los veranos a Francia e Inglaterra para poder comprar libros de antropología.  Las bibliotecas particulares que se crearon en esos tiempos eran realmente impresionantes.  Pero se formaron a un coste enorme.

En cuanto al material antropológico que se recopilaba durante la dictadura, se podía registrar sobre la política, pero no mucho de la guerra civil  ni de sus consecuencias directas.   En el pueblo abulense de Becedas, donde yo realicé la tesis doctoral, fusilaron a diecisiete vecinos durante la guerra.  Era imposible para mi, en los años 1969-73, investigar esto, o incluso hacer cualquier pregunta sobre ello.  El movimiento actual de recuperación de información sobre las fosas comunes también hubiera sido imposible en esa epoca.  Lo que se escribía sobre los nacionalismos dentro de España se publicaba sobre todo en el extranjero. En otro aspecto estabal el folklore, que era otra cosa.  En el campo del folklore -un campo fomentado de muchas maneras por el régimen franquista- se recopiló mucho material durante la dictadura.  En Cazorla, donde me encontré haciendo trabajo de campo cuando murió Franco, salieron muchos chistes de Franco y del entonces príncipe Juan Carlos. Era un momento en el que los españoles en general pasaron bastante inquietudes, incluso temores.  Pero se podían comentar politicamente a través de la narrativa oral. Precisamente sobre eso publiqué un artículo.

Stanley Brandes¿Cuál fue la reacción de sus colegas norteamericanos cuando usted les dijo que venía a hacer trabajo de campo a España?

Aquello entonces no se consideraba antropología. Porque para hacer antropología tenías que ir a un sitio muy lejano, de habla no europea. La reacción fue por un lado que sería imposible encontrar un "trozo" de trabajo pero por otro lado que era bastante racista venir aquí. Yo venía por muchos motivos. Digamos que existía el pensamiento de que con el fascismo se había frenado el desarrollo del país y parecía que ibas a ir a un sitio, con claras comillas, "atrasado". La gente pensaba que yo venía a eso. Vine principalmente porque me interesaba mucho, porque me fascinó y tuve un impulso grande para venir a aquí. Pero de alguna forma también ocurría esto, por lo "atrasado" (y esto lo digo con mucho perdón) que era el país.

 

Usted conoce bien a muchos antropólogos españoles, y además tiene la experiencia de Norteamérica, México y muchos otros países. Desde estas otras perspectivas de comparación, si le pido destacar los principales rasgos de la antropología actual en España, ¿Cuáles serían?

Uno es diversidad.  Los antropólogos españoles hoy en día cubren todos los terrenos que los antropólogos de cualquier país, incluso el mío.  Hay enfoques en la antropología médica, la antropología simbólica, la antropología del turismo, de la globalización, de los nacionalismos e identidades étnicas, etc. En segundo lugar existe un movimiento al exterior para realizar estudios antropológicos en el extranjero.  Los antropólogos que antes no podían salir del país por falta de recursos económicos o por condiciones políticas ahora sí salen y tienen interés por realizar el tipo de trabajo de campo que antes realizaban en España.  Los estudios de América Latina han crecido enormemente en los últimos años, y hay vínculos académicos muy estrechos con antropólogos en Francia e Italia, entre otros paises.  Finalmente, la antropología en España es grande, es decir, que hay un número impresionante de antropólogos en España si se compara con la situación que había veinte años atrás.  El público español ya tiene una idea de lo que es la antropología social, y los alumnos han respondido bien.  Acuden en masa a las asignaturas de antropología.

¿Qué opina del hecho de que gran cantidad de antropólogos españoles trabajen aquí, estudiando nuestra propia sociedad?¿Estamos creando una antropología "a medida"?

Cada tema tiene su ventaja y su desventaja. Cuando ya conoces tu tierra comienzas con una base de conocimiento, pero luego si ves la misma tierra con ojos extranjeros puedes plantearte cosas que el nativo no se plantea. Lo que ocurre es que quienes estudian aquí a sus pueblos realmente están haciendo una antropología para el país, pues normalmente entran en detalles que no interesan en el exterior. Precisamente yo doy clase de antropología española a alumnos españoles. Lo importante es que se haga bien un trabajo.

Usted tiene una visión compleja del mundo iberoamericano, ¿Cómo se ve España con ojos "Mexicanos"? ¿Cómo se ve México con ojos "Españoles"?

(Risas) ¡Ay! Podría escribir un ensayo entero sobre esto.  Es una pregunta compleja.  Para simplificar, hay que decir que las élites en España y en México comparten muchos gustos, se portan de maneras similares, y  mantienen los mismos valores.  Este no es el caso de la gente popular.  Pongamos como ejemplo la alimentación y costumbres en la mesa.  En España, se charla durante la comida.  En México esto está mal visto, excepto durante fiestas.  En México, los de la familia no necesariamente comen juntos, excepto los domingos.  Cada uno agarra lo que puede en el momento que tenga libre.  En España se sientan juntos a la mesa.  En México dicen que la comida no tiene sabor si no es picante.  En España me han contado que el picante quita sabor a la comida.  En México dicen que los chiles son buenos para los nervios, en España se consideran malos para los nervios.  Despúes de hacer medio año de trabajo de campo en el pueblo mexicano de Tzintzuntzan (Michoacán), me fui a Becedas.  Tuve que aprender a hablar un español diferente, mantener un horario diferente y esperar reacciones de la gente diferentes de las mexicanas.

Y con respecto a su investigación en España, y a los artículos que publicó, ¿Cuáles fueron las consecuencias a efectos de etnografía retrospectiva? Me refiero a la opinión que sobre sus interpretaciones y conclusiones tuvieron los españoles o incluso los propios antropólogos españoles. Por ejemplo, hubo un caso históricamente bastante conocido y criticado en la interpretación que hizo Pitt-Rivers sobre la tauromaquia.

He hecho varias interpretaciones de cosas que mis colegas españoles encuentran interesantes pero donde no están de acuerdo. Quedan dentro del campo del simbolismo. Por ejemplo mi interpretación de los desfiles de gigantes y cabezudos, como representando a la familia: hijos y padres. Los hijos como los cabezudos y los padres como los gigantes. Es una interpretación bastante freudiana y algunos colegas incluso se ríen de eso, no creen que se pueda aceptar. Yo cuando vine aquí trabajaba en un marco teórico que provenía de la antropología de corriente de la cultura y personalidad. Entonces planteábamos problemas y preguntas que hoy en día serían imposibles. En los años 60 y 70 veíamos la cultura como reflejo de algo patológico, por así decirlo. Siempre buscábamos las maneras en las que la cultura solucionaba problemas afectivos. Buscábamos los problemas de la gente y luego veíamos cómo la cultura los podía solucionar. Pero ahora no partimos de esta perspectiva, con los años va uno evolucionando teóricamente. Pero también es interesante interpretar, no sólo buscar información. La búsqueda de información es lo que hoy se puede hacer a través de Google, pero interpretar es un acto creativo.

Usted investiga actualmente con fotógrafos, ¿Qué aspectos de estudio le interesan en este momento?

Lo que más me interesa es la visión española del hombre a través de la fotografía. Estoy estudiando a fotógrafos específicos que han mostrado una interpretación a través de la imagen del pueblo español. En esta investigación figuran Cristina García Rodero, José Ortiz Echagüe y otros fotógrafos importantes.  Acabo de realizar una fructífera entrevista con Cristina García, donde explica sus métodos de trabajar y metas artísticas.  Estoy preparando un artículo sobre esto para la Revista de Dialectología y Tradiciones Populares.

También estoy intentando terminar un libro sobre el Día de Muertos, como símbolo nacional mexicano. En concreto estoy trabajando en dos capítulos sobre el Día de Muertos en los Estados Unidos, tal como se celebra entre Chicanos y Anglos. Los capítulos tratan en parte sobre los procesos de globalización y cómo estos han influido en la celebración de fiestas.  El Día de Muertos tiene un significado político. Representa a la identidad mexicana, frente a Halloween, una fiesta que para muchas personas representa a los Estados Unidos.  Mi estudio procura, entre otras cosas, entender y explicar esta situación.


 
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